Datos para superar el pronóstico análogo

América Latina y el Caribe no solo es “la región más desigual del mundo”, como indica el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es también, “la segunda más propensa a sufrir desastres naturales”, asegura la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA).

En el informe «Desastres Naturales en América Latina y el Caribe» divulgado en enero de 2020, indica que las inundaciones son el desastre natural más común en Latinoamérica y el Caribe experimentándose al menos 548 veces en las últimas dos décadas, con pérdidas de más de 1.000 millones de dólares en doce ocasiones, y unos 53 millones de afectados directos en total.

En este contexto, Brasil se ubica entre los principales países del mundo con más población expuesta a este tipo de catástrofes. Aunque es en Colombia, por ejemplo, donde la mayor cantidad de pobladores, más de 10 millones de personas, ha sufrido efectivamente estos desastres en los últimos años. Otros países como Panamá, Costa Rica, Venezuela, Perú, Bolivia, Uruguay y Argentina también se han visto afectados.

Notamos con cierta sorpresa que nuestro país no fuese mencionado en estas cifras, pero al profundizar en la estadística de la OCHA nos percatamos que el último fenómeno que ha requerido asistencia internacional se registró en el año 2007.

Mientras observamos el paso del huracán Fiona por nuestro país, nos quedan las dudas planteadas sobre la inversión que realizan nuestras autoridades en la prevención y mitigación de riesgo ante desastres naturales.

Desde el punto de vista de los datos públicos, solo la Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET) dispone de un repositorio histórico (en Google Drive) de fenómenos y medición del tiempo hasta el año 2016. Pero el problema es el formato, solo está disponible en reportes como archivos PDF.

Los datos públicos ofrecidos en la web de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), solo proporcionan una estadística sobre e impacto de eventos naturales extremos y desastres, enfocándose en sismos e incendios forestales en formato Excel, pero no es consumible como datos abiertos.

Otra lista pública la ofrece el Ministerio de Agricultura, donde detalla los ciclones como fenómeno atmosférico desde 1851 hasta el año pasado. El material es una cronología en formato PDF, pero no un dato que pueda ser reutilizado por la ciudadanía.

Más datos relevantes para organizar el rompecabezas de los fenómenos atmosféricos de la «temporada ciclónica» se encuentran en el perfil de riesgo de Huracanes y Sismos que elabora el Grupo Banco Mundial. Nuevamente esta pieza de información pública está disponible en formato PDF.

Pese a los avances en términos de digitalización y transformación digital que exhibe el gobierno y los organismos que empujan iniciativas y planes integrales de apoyo como el Banco Mundial y el BID, la tecnología y datos que facilitan el seguimiento de estos fenómenos recurrentes es casi nula.

Entendemos que se hace necesaria la incorporación de los datos atmosféricos, catástrofes y otros eventos naturales al marco de distribución y difusión de datos abiertos. En el portal datos.gob.do aún no se comparten grupos de datos tan fundamentales para el análisis y comprensión de los eventos de esta temporada.

En momentos de alto riesgo para la nación dominicana, el concurso de las mejores mentes necesita que el Estado esté organizado y el gobierno pueda compartir datos públicos necesarios para la habilitación de iniciativas de mitigación de riesgo desde el sector privado y la sociedad civil.

La habilitación de la tecnología excede el envío de un código QR o mensajes SMS a la población, requiere de la habilitación de flujos de información que dependen de la apertura de los datos.

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Publicado por El Nuevo Diario, 19 de septiembre 2022

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